¿Por qué Progresismo con Progreso?
Somos militantes y simpatizantes de la Democracia Cristiana, preocupados por el devenir de nuestro país y por el papel que debe cumplir un partido como el nuestro en la sociedad chilena. Cuando un 70 % de los ciudadanos no se siente interpretado por el gobierno del cual participamos, más de la mitad de los chilenos rechaza las reformas educacional, tributaria y laboral en circunstancias que votaron por esas reformas , cuando sólo un 20 % de los chilenos se identifica con la Nueva Mayoría, la Democracia Cristiana no puede eludir su responsabilidad.
Por eso hemos hecho un llamado a su dirigencia, primero para mirar lo paradojal que resulta ser parte del gobierno supuestamente más progresista de las últimas décadas y que, sin embargo, está poniendo en riesgo el progreso de las últimas décadas en ámbitos tan importantes como el crecimiento económico, la salud, la infraestructura, la educación; y segundo, para defender con más coraje nuestra identidad dentro de la coalición.
Nuestra identidad se funda en:
- Una sólida vocación democrática (ningún partido en Chile puede mostrar una trayectoria más democrática). Defendemos la libertad , el pluralismo , el Estado de Derecho y la capacidad de dialogar (para convencer, para negociar, para llegar a acuerdos)
- Una inequívoca vocación por los cambios al servicio de las personas y comunidades, promoviendo la justicia social ( socialcristianismo)
- Conciencia de que los cambios más efectivos son incrementales, con gobernabilidad, lejos de soluciones extremas y de políticas rupturistas que buscan partir de cero (Revolución en Libertad, Concertación)
- La búsqueda de un equilibrio entre valores fundamentales: libertad-igualdad; individualismo-colectivismo; derechos-responsabilidades; autonomía de las personas- sentido comunitario; estado- mercado; crecimiento con inclusión y equidad. No somos “ni chicha ni limonada”, al contrario, hemos elegido el camino más difícil, pero el que más se acerca a responder adecuadamente a la complejidad de la sociedad .
- La búsqueda del bien común, que es más que la suma de intereses particulares y sectoriales
Nos importa la educación pública, pero no a costa de debilitar la educación privada. Nos importa el buen uso de los recursos y la focalización de las inversiones , por sobre garantizar derechos sociales universales, menos cuando después no se pueden cumplir ( gratuidad universal, versus inversión en educación inicial); nos importa fortalecer los derechos de los trabajadores pero no a costa de la subsistencia de las PYMES , la creación de empleos o el crecimiento económico.
No creemos que las reformas actuales, tal como se han realizado, recojan adecuadamente nuestros principios y somos escépticos respecto a que ellas nos conduzcan a producir más igualdad. Al contrario, tememos que el desprecio al crecimiento económico, a la participación del sector privado, a la deliberación democrática, a la opinión pública, el carácter re fundacional de muchas políticas , la improvisación y falta de rigurosidad con que se han implementado, están arriesgando la senda de desarrollo de Chile, con las consecuencias para el bienestar de nuestros compatriotas.
En este contexto, la DC no ha hecho valer con fuerza su identidad, ha reducido su rol a mejorar las reformas o atajar goles. En parte, porque hemos estado divididos, en parte, porque nuestros socios han pasado la aplanadora al haber ganado la primaria. Eso no puede satisfacernos y nos deja una lección para el futuro.
Hemos ocupado un espacio en la sociedad chilena desde la segunda mitad del siglo XX. Nos sentimos especialmente orgullosos de los veinte años de gobiernos de la Concertación, los más exitosos de nuestra historia republicana. Creemos que una alianza de centro izquierda ha demostrado ser beneficiosa para Chile cuando es equilibrada. Aspiramos a reconstruir ese equilibrio. Tampoco podemos descartar ampliarnos hacia el centro con el aporte de nuevos movimientos como Ciudadanos. Lo que no podemos aceptar, es terminar siendo vagón de cola de un gobierno de izquierda.
Por eso pensamos que la tarea principal de la Democracia Cristiana es recuperar su identidad, definir que le va a ofrecer a la ciudadanía hacia el futuro y con quienes se va a aliar para hacer posible el progreso de Chile .
No vamos a entrar, por ahora, en el tema presidencial. Nuestro propósito es hoy día aportar con ideas y propuestas para el futuro, en un contexto donde los debates se centran en lo electoral.
Tampoco pretendemos ser una tendencia, menos un grupo. Simplemente nos mueve la intención de recoger las demandas de una sociedad más educada, más informada, que se expresa a través de las redes sociales, conciente de sus derechos, que está rechazando el comportamiento de las elites, los abusos y los privilegios, pero que valora lo que ha logrado con su esfuerzo y el desarrollo de Chile y no quiere arriesgarlo.
Invitamos a un debate de cara a la ciudadanía, escuchando y proponiendo más allá de la militancia, más aún cuando los partidos tradicionales tienen hoy una mínima representatividad y un alto rechazo. Miremos más hacia afuera que hacia adentro. De otro modo no sintonizaremos con la ciudadanía y ese espacio lo van a llenar nuevos referentes.
Por último, no queremos una DC mirando a la izquierda ni a la derecha, queremos una DC mirando hacia adelante. Moderna, soñando el futuro, interpretando a los nuevos chilenos sin complejos porque nos tilden de conservadores, neoliberales, golpistas o entregados a un lado o a otro, sino decididos a buscar el bien común, más allá de las consignas y los aplausos efímeros. Esa es la invitación que hacemos con este primer seminario.