"Mi padre estaba preocupado de la creciente polarización en el país"

La hija del ex Presidente Patricio Aylwin relata episodios desconocidos de la vida y la trayectoria política de su padre: desde sus años en la Falange, su rol durante la Unidad Popular y el régimen militar, hasta sus días en La Moneda y fuera de ella. No habla en nombre de su familia. Es el retrato íntimo de quien fuera testigo directo de un período de la historia del país. Aunque fue diputada entre 1994 y 1998, afirma que “no me siento en absoluto la heredera política de mi padre”. También cuenta que él conoció a su madre cuando tenía 30 años y que a los cuatro días le pidió matrimonio.  

Waldo Díaz y Alfonso Peró  ” Pinochet fue menos obstáculo de lo que se suponía”

“Pinochet fue menos obstáculo de lo que se suponía. Hizo pataletas que no tenían apoyo ciudadano. Pero él tenía tanto poder en el Ejército, que efectivamente su permanencia evitó que le pasara lo que le pasó a Raúl Alfonsín en Argentina. Uno no puede saberlo, pero finalmente Pinochet aceptó las reglas del juego. Hubo firmeza con él, pero también hubo un buen trato y aceptó las reglas del juego”.

“Cuando fue el boinazo, mi papá no estaba en Chile. Aquí se produjo un pánico porque no estaba. Él estaba súper firme en decir ‘esto hay que pararlo a toda costa, no se puede ceder’. Creo que si mi papá hubiera estado en Chile ese episodio a lo mejor se habría enfrentado con más dureza que con la que se enfrentó. No quiero decir que haya habido debilidad, pero hubo mucho temor en ese momento. Mi padre era firme, pero flexible. Era capaz de mirar qué era lo mejor para cumplir un propósito, como la unidad de los chilenos o que la economía no se fuera a pique”.

“Pinochet le dijo a mi padre que no cometiera el error de hacerlo. Le dijo ‘déjele este tema a su sucesor’. Mi padre no le contestó nada, pero el último día de su mandato, en la noche, firmó los indultos (a tres ex frentistas que atentaron en contra del general). Eso fue impresionante. Me acuerdo que el almirante de la Marina que era muy condescendiente y muy obsecuente, una vez se encontró en un matrimonio con él. No lo saludó. Pinochet decía que mi papá era un desgraciado, un traidor. Eso no se lo perdonó nunca”.

“Tenía la convicción total de que esto había que hacerlo, por lo que llamó a los comandantes en jefe y les dijo que iba a hacer la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. Pinochet le dijo que cómo se le ocurría, que esto era un error, que esto era como una familia que había terminado sus peleas y ahora volverían a abrirse las peleas. Y después, bueno, el Ejército y las Fuerzas Armadas rechazaron el informe.

Creo que fue un acto bastante audaz. Le costó conseguir a la gente de derecha que asumiera en la comisión. Hubo personas que le dijeron que no, y al final Gonzalo Vial aceptó. Mi padre estaba muy seguro y tampoco tenía miedo. Decía ‘van a hacer una pataleta, pero esto no va a pasar a mayores’. Tenía mucha convicción de que no había piso para un golpe o cualquier cosa. No había piso, la ciudadanía ya no lo aceptaba”.

“Me consta que había mucha aprensión (sobre el informe Rettig), que podía abrir un problema súper serio. Mi papá había conversado con Raúl Alfonsín. Le dio muchas vueltas, fue un tema que trabajó solo. En un consejo político que había en el Ministerio de la Presidencia, donde se juntaban Edgardo Boeninger, Enrique Correa y varios asesores, mayoritariamente la gente pensaba que esto podría ser un bombazo, que podía ser muy agresivo para el momento”.

“Mucha gente decía ‘hay que investigar ahora todas estas decisiones de las empresas, cómo se hicieron’. Y mi papá decía ‘no nos podemos echar todas las cosas en junto, yo prefiero investigar las investigaciones a los derechos humanos que como ocurrieron las ventas de las empresas, porque si hacemos las dos cosas en conjunto, las cosas se nos van a hacer muy difíciles'”.

“Gabriel Valdés pudo ser Presidente de Chile, pero mi padre le ganó en buena lid”

“Mi padre le tenía mucho aprecio a Gabriel Valdés. Cuando fue presidente del Senado trabajaron muy bien juntos, Valdés fue generoso con él… Pienso que Gabriel Valdés pudo haber sido Presidente de Chile, pero mi papá le ganó en buena lid”.

“Hay mucho más mito que realidad (respecto del Carmengate). No me extraña que hayan habido votos que no correspondían, pero la elección la ganó mi papá. Que mi papá tenía la mayoría de la Junta la tenía era clarísimo que la tenía. Por otra parte hubo un Tribunal Supremo que revisó, que zanjó y que resolvió. Y después fue el propio Gabriel Valdés el que proclamó a mi padre en la Junta”.

“Adolfo Zaldívar fue uno de los que primero apoyó la inscripción del partido en los registros electorales y después mi padre y Adolfo estuvieron de acuerdo con armar una Concertación más pequeña y no tan amplia. Mi papá cambió de opinión… Adolfo no le perdonó nunca ese cambio y fue un adversario muy duro con él”.

“Aprendió una lección de Allende: no estar amarrado a los partidos”

“En la UP hubo mucho sectarismo hacia todo el que no fuera de la UP. El sectarismo era hasta en las poblaciones, con la distribución de los alimentos o las JAP. Los dirigentes DC eran muy anti Unidad Popular. Yo estuve cuando mi papá anunció que iba a ir a dialogar con Allende. Él había dicho que todas las decisiones las iba a tomar de cara al país y no en un conciliábulo. A mi papá lo pifiaron en el salón de la DC de Alameda 1460. Hubo un grupo de jóvenes que lo aplaudieron, y la situación se revirtió. Él era firme en ese sentido y fue firme cuando gobernó”.

“Él aprendió una lección de Allende: no estar amarrado a los partidos. Porque en las conversaciones de mi padre con Allende, él llegó a acuerdos. Armaron comisiones para estudiar los distintos temas; pero cuando llegaba el momento de los quiubos, los partidos, especialmente el PS, no apoyaban los acuerdos a los cuales Allende llegaba con la DC. La gran gran crítica que mi padre tenía hacía él era, básicamente, cómo un Presidente que tenía liderazgo no pudo manejar a sus partidos. Por eso, él cuando fue Presidente, eso lo marcó mucho, y él renunció a la DC y dijo yo voy a gobernar, yo voy a armar los equipos, voy a hacerlo con criterio, van a estar todos los partidos”.

“No lo resolvían mi papá con Allende, sino que nombraban a una persona por cada lado, que se juntaban para llegar a un acuerdo, y eso se debía ratificar. En la estatatización de la Papelera, que tenía que ver con el tema de la libertad de expresión, se armó un equipo. Mi padre nombró a Sergio Molina y Allende, a Víctor Pey. Entiendo que ellos llegaron a un acuerdo y Allende no logró que lo aprobaran sus partidos.

Todo pasaba por el comité de la Unidad Popular, y los socialistas se oponían. En el fondo, Allende estaba muy atado de manos para llegar a acuerdos. Al final, sus partidos no lo estaban dejando gobernar”.
“Hubo intercambio epistolar, todas las cartas eran respetuosas. Hasta bien avanzado (el 11 de septiembre). Entiendo que le escribió a Allende dando cuenta de las cosas que estaban pasando. Todas las reuniones con Allende él las escribió, y como el testigo era el cardenal Raúl Silva Enríquez, mi padre se las envió a él”.

“Mi papá escribió durante muchos años, de a poco, un libro sobre la DC y el gobierno de la Unidad Popular. No son memorias, y eso habla también de la personalidad de mi papá. Él no cuenta yo estuve en no sé dónde y en la reunión pasó tal cosa. No. Es un análisis de un observador. Es bien curioso cómo lo escribió. Nunca estuvo completamente convencido de escribir esto por la coyuntura, sentía que si él escribía este libro, era como ¿por qué revivir una situación? El libro es bien descarnado en términos del dianóstico del gobierno de la UP. Entonces, él decía, bueno, la historia juzgará después. Nosotros tenemos todos sus borradores”.

“¡Mi padre jamás fue golpista! Él no buscó ni propició el golpe; todo lo contrario, él buscó una salida institucional hasta el último minuto. Él fue un gran demócrata… Institucionalmente, la DC buscó una salida hasta el último minuto. Que haya habido algunos democratacristianos que estaban en otra cosa, puede ser, a mí no me consta. Pero institucionalmente, la directiva y el presidente del partido, hasta el último día, buscaron una salida institucional. El golpe, mi padre lo vivió como un tremendo fracaso”.
“Le tenía aprecio a Allamand, pero llegaba a acuerdos con Jarpa”

“Recuerdo que Andrés Allamand en RN aparecía como un tipo más moderno y más proclive a los acuerdos que Sergio Onofre Jarpa, pero mi padre siempre decía ‘hay que entenderse con Jarpa, porque Jarpa es el peso pesado ahí’. Por mucho que Allamand fuera una figura relevante, y que le tuviera aprecio, cuando tenía que sacar un acuerdo él tomaba el teléfono y llamaba a Jarpa. Lo invitaba a La Moneda y se sentaba con él, y lo persuadía o llegaban a acuerdo. Con la UDI yo creo que mi padre tuvo menos relación, en general; tampoco los conocía tanto”.

“No tuvo gran relación con Jaime Guzmán, no creo que fuera una relación tensa. Ahí trabajaban bastante mancomunadamente. Quien tenía una buena relación con Jaime Guzmán era Gabriel Valdés, que estaba en el Senado. Mi padre con Gabriel Valdés habían tenido muchas rivalidades y posiciones distintas, pero en el gobierno trabajaron muy bien juntos”.

Laguna del Desierto: “Los militares nunca se lo perdonaron”

“En el tema de Laguna del Desierto, el problema fundamental fue con los militares, con las FF.AA., y no se lo perdonan nunca. Son muchos los ex militares que dicen que Aylwin vendió Laguna del Desierto, que un pedacito más, un pedacito menos… Mi papá usó una frase que no fue tan afortunada. Pero yo creo que fue auténtica. Debe haber pensado que la paz con Argentina bien valía, que este problema no era tan importante como la paz con Argentina y tener todos nuestros temas resueltos con Argentina, cosa en que la historia le ha dado la razón”.

“Consultaba bastante a Ricardo Lagos”

“Creo que consultaba bastante a Ricardo Lagos (cuando era su ministro). El era el líder del mundo socialista. Las conversaciones de mi padre con Lagos no solo eran del Ministerio de Educación, sino también políticas, de futuro. Eran conversaciones políticas”.

“En el proyecto de ley de Estatuto Docente había una posición en el Ministerio de Educación, encabezado por Lagos, y otra en Hacienda, encabezado por Alejandro Foxley. Mi padre cortó por Lagos. Había un tema de discusión, no era todo el proyecto. Él era una persona que tomaba bastantes decisiones”.

“Quiso mucho a Sebastián Piñera”

“Sebastián Piñera fue muy cariñoso con mi papá, quien también quiso mucho a Sebastián. Hay una relación también de amistad anterior, porque mi padre era muy amigo de sus padres. Mi papá no tenía tantos amigos, pero uno de sus amigos era José Piñera. Mi papá los conoce desde chicos. Tenemos una cercanía más de amistad familiar. Mi papá quería mucho al Polo (Pablo) y a la Pichita (Magdalena)”.

“Me acuerdo de haber estado en una conversación de mi padre con Sebastián, donde él dijo: ´Yo le vengo a pedir consejos´. Mi papá le respondió: ´Y qué consejos le puedo dar yo. Ninguno´. Era prudente”.
“Mi papá le pidió matrimonio a mi madre cuatro días después de haberla conocido”

“En la casa se comían cosas tradicionales como cochayuyo, comidas caseras. Mi papá comía de todo, mote con huesillo, de todo. No era una persona que dijera me gustaría comerme tal cosa o comprarme tal ropa. De hecho, mi mamá se indignaba porque le regalaban sweaters buenos y mi papá no se los ponía. Ni se acordaba si los tenía. Lo curioso fue que en el último tiempo no se sacaba el terno ni la corbata. También el día domingo: terno y corbata. Nosotros le decíamos: ‘papá, es fin de semana, póngase ropa sport’ . Él decía que no y salía de terno y corbata. Era una persona desprendida de las cosas materiales. Siempre mi mamá decía: bueno, si no fuera por mí en esta casa no habría ningún cuadro, ningún mueble y tampoco se hubieran arreglado los enchufes. Ese tipo de cosas no entraba en sus códigos”.

“Íbamos a misa de 9, y después a hacer excursiones, a encumbrar volantines, o a la casa de sus papás, que era una quinta en San Bernardo. Había una cancha de fútbol, bien artesanal, al lado de un gallinero y una higuera, y ahí hasta las mujeres jugábamos fútbol….Yo creo que él tenía una contradicción vital. Fue de Colo Colo, pero después estuvo muy vinculado a la Universidad de Chile, donde fue académico.

Entonces, tenía esa ambigüedad. Creo que le gustaban Colo Colo y la Universidad de Chile. Así se aseguraba de salir campeón…”.

“Siempre tuvo Peugeot, ahora creo que tenía un Samsung. Ya ahí estaba un poco más viejito. Le costaba mucho subirse al Peugeot porque era muy bajo. Entonces dijimos: compremos un auto más alto. Él no estaba muy contento. Esto fue después de que tenía 90 años, ya no manejaba, pero quería sacar carnet de chofer. Nosotros le dijimos: ‘Papá, tiene 90 años, cómo va a sacar carnet de chofer’. Además, si le dan el carnet, van a decir que fue un pituto y si choca van a decir cómo tenía carnet. Entonces dijo: tienen razón. Él era una persona muy íntegra. No era beato, era religioso, pero nunca fue un beato. Era una persona muy tolerante y respetuosa de la intimidad de los demás”.

“Sus padres lo marcaron mucho. Siempre hablaba mucho de su madre. Mi abuela era muy inteligente, católica, pero le gustaba el Frente Popular. Tenía un hermano que era senador socialista. Ellos eran de San Fernando, una familia sencilla. El abuelo de mi papá era martillero público por parte de mi mamá. Mi padre pertenece a un mundo de una clase media ilustrada que trabajó en el servicio público y que se educó en la educación pública. Siento que la familia de mi papá se parece en algo a la familia de Ricardo Lagos… Mi abuelo estudió en Constitución hasta que lo mandaron a los 10 años a Santiago porque se quedaron huérfanos y él era de los más chicos. Lo mandaron a la escuela José Abelardo Núñez a ser profesor primario”.

“Mi papá contaba que mi abuelo nunca hablaba de política, porque él era juez. Tampoco le gustaba juntarse con algunas personas, él marcaba mucho su independencia. Pero mi abuelo había sido político. Perteneció a la Juventud Liberal, creo que fue su presidente en Santiago, pero después él tuvo una tuberculosis y estuvo desahuciado. Contaban que mi papá aprendió a caminar en un sanatorio, porque mi abuelo estaba ahí”.

“Lo marcaron mucho la matanza del Seguro Obrero y la revolución española. Después él dice que lo marcó el haber leído “La Historia de los Girondinos”. Lo leyó cuando era súper joven. Y “La Historia de los Girondinos” son los que están al medio, no los que están en los extremos… Mi papá publicó un artículo sobre el conflicto del carbón en 1947 y mi mamá preguntó quién era este señor que escribe este artículo; ella estaba metida en la Acción Católica. Le dijeron que se lo iban a presentar. Se conocieron y a los cuatro días mi papá le pidió matrimonio. Se casaron ese mismo año. Los dos tenían 30 años”.

“Siempre le oí a mi padre que, cuando era joven, su aspiración era la vida académica, ser rector de la Universidad de Chile, por así decirlo. Pero luego conoció a los falangistas que estaban en la Universidad Católica, a Eduardo Frei Montalva, que era mayor que él, a Bernardo Leighton”.

“En sus últimos días hablaba de que había que ponerse de acuerdo”

“Mi papá se fue desprendiendo de la contingencia. Diría que desde que cumplió 90 años, él estaba más preocupado de la formación de los jóvenes, los valores políticos hacia adelante, de la DC. Y, claro, él estaba preocupado de la creciente polarización en el país. Pero lo miraba con una distancia. Nunca lo sentí angustiado ni nada. A la Presidenta Michelle Bachelet la quería mucho, y ella fue muy cariñosa con él y le tuvo mucho aprecio”.

“Hasta sus últimos días hablaba de que había que ponerse de acuerdo, de que si hay dos grupos que son adversarios, hay que conversar, que se deben tomar decisiones. Cosas genéricas, no en torno a un hecho puntual”.

FUENTE: Diario El Mercurio, edición impresa; Jueves 21 de abril 2016. Revisar acá