Manuel Inostroza dice que se debe aumentar la fiscalización a Fonasa, para evitar los incumplimientos. Afirma que fallas en el plan se deben a que está desfinanciado y debilitado técnicamente.
La Superintendencia de Salud fiscalizó la lista de espera Auge de Fonasa, aplicando un inédito criterio de gravedad. Así, concluyó que el 36% de 19.605 patologías no atendidas en el plazo legal son críticas, pues implican riesgo vital o daño irreparable para los pacientes. Al respecto, Manuel Inostroza, consejero del Auge y académico del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello, plantea que se requieren medidas urgentes tendientes a financiar el programa, fortalecerlo técnicamente, evaluar sus alcances y proyectarlo, así, como una política exitosa.
¿Como ex superintendente y consejero Auge, qué le parecen los hallazos de la fiscalización?
Me parecen terribles y lamentables desde el punto de vista de las personas más pobres y vulnerables de Fonasa, que son para quienes se creó el Auge en 2005. Como médico me violenta que una política pública se haya deteriorado a tal punto. Lo importante ahora, en honor a los pacientes que pueden morir esperando, es buscar soluciones, porque desde la gestión pasada en adelante hemos construido una polítca de Estado para destruir al Auge, cuando lo que se requiere son medidas para salvarlo, porque así se protege la vida de millones de personas.
¿Cuál es el valor de medir la gravedad de los casos incumpidos?
El superintendente se atrevió a fiscalizar y desarrolló una metodología que pone presión al sistema público con este criterio de criticidad, que no existía, porque antes los reportes eran numéricos, y dijo ‘acá hay 4.500 casos de cánceres no atendidos’, por lo tanto hablamos de la vida o muerte de las personas. El problema es que no tiene autonomía real, lo que implica que el gobierno de turno va a tener la tentación política de silenciar las malas noticias que le entregue sobre el sistema público, pese a que su rol es publicar esta información y exigir explicaciones a Fonasa, tal como a los privados. ¿Qué hacen las isapres con los hallazgos de la Superintencia? Dicen que metodológicamente no es correcto y que sólo los fiscalizan a ellos, pero jamás niegan los hallazgos. Lo mismo debería ocurrir con las fiscalizaciones a Fonasa, que es el garante de que el Auge se cumpla y donde, además, la proporción de fiscalizaciones debería ser mayor, al menos un 66% del total, considerando la cantidad de pacientes.
El mes pasado se conoció que 40 de las 80 patologías del nuevo decreto Auge tenían fallas; ahora, la criticidad de las esperas, que son ilegales. ¿A qué se debe?
Creo que el Auge tuvo una implementación débil que en el tiempo se ha ido consolidando, y más que fortalecerlo como piedra angular de reformas posteriores, ha sido ninguneado como política pública y ha perdido importancia al punto de que hoy está desfinanciado, técnicamente debilitado y con errores sucesivos. El actual gobierno no ha revertido eso, ha priorizado otras cosas. Yo creo que a 11 años del plan y 30 millones de atenciones, queda claro que se debe rescatar y reposicionar, con recursos y capacidad técnica.
¿Es un problema de gestión o de financiamiento?
Ambos. Hay que calcular el costo real de las 80 patologías con las canastas prestaciones ideales. El gobierno anterior cambió la metodología en que éstas se reajustaban por un 30%, bajándola al 9%. Con eso disminuyó el valor de la prima para ampliar de 69 a 80 las patologias, fue un artilugio. Probablemente, el estudio va a concluir que es mucho más que las 3,87 UF por beneficiario que determinó Hacienda y que el análisis que acaba de hacer la U. de Chile y que dice que es de 4,21 UF.
Nuestro cálculo como U. Andres Bello es que debe estar entre las 5,4 o y 5,7 UF para cumplir los estándares y evitar que el sector público se desfinancie.
¿Cuál es la diferencia actual entre el costo y el financaimiento?
Si tomamos como cierto el cálculo de la U. de Chile de 4,21 UF y lo comparo con lo que se le está dando, que es 3,87UF, multplicado por 13 millones y medio de personas que usan el Auge, hay un déficit de $ 120 mil millones anuales para cumplir con las 80 garantías.
¿Cómo impacta esto a los hospitales?
El Auge partió bien financiado, porque lo dos primeros decretos estaban correctamente calculados, así que la deuda hospitalaria llegó a su nivel mas bajo, al cerrar en $ 2.250 millones en 2006. Las prestaciones estaban bien aranceladas, las primas bien calculadas, los decretos bien hechos, así que la plata alcanzaba para financiar lo Auge y lo No Auge. Algunas garantías no se cumplían, pero funcionaba mejor. Ahora ocurren dos cosas: o desfinancio las patologías No Auge y la lista de espera crece o lo transformo en deuda hspitalaria. Por eso, refinanciar el Auge tendría dos efecos: el control de la deuda y reducir la lista de espera.
¿Qué cambios hay que aplicar?
A lo anterior, yo sumaría una evaluación de los efectos de morbilidad y mortalidad del Auge, que no se han hecho. También, el rol de la Secretaría Técnica debe ser reposicionado, requiere de personal técnico para hace estudios y análisis. Incluso, hay 40 guías clínicas que se deben actualizar. Para eso ayudaría que el Consejo Consultivo se transforme en un sistema de evaluación de tecnologías, en un asesor formal, porque hoy está superado y no es tomado en cuenta. Otra cosa importante sería crear un cronograma y cumplirlo: los últimos tres decretos han salido tarde, se han terminado a última hora y eso se notó especialmente en el último, que tenía errores en la mitad de las patologías y debió ser corregido.
FUENTE: Diario La Tercera, versión Online ; Revisar acá